Vamos a dejar un punto muy en claro. Soy bien guarro, me gusta alburear a mis amigos, a mis amigas, a mis jefes, a los co-workers, a los recién conocidos y a todo aquel que se me ponga en frente, sobre todo si sé que al hacerlo, la víctima en cuestión se pondrá bien coloradota.
Por ende, son muy pocas las cosas que me pueden llegar a incomodar o a sentir pena y/o repulsión. ¡Pero no me chinguen! Imaginen a una de las tipas que más mal les cae, jodona, cáimedeamadres y fea, haciendo bromas menstruales y sus respectivos olores, mientras esperas tus quesadillas con camarón.
Nota mental ¿Qué ching-ga-dos?
Sheko.