viernes, junio 19, 2009

Con la boca toda mordida.

Aún me asombra ver como es que después de tanto tiempo, no puedan dejar de hablar de él, de ese cabrón hijoeputa, y le perdonen todo lo que hizo creyendo que así serán exonerados de todo lo que hacen hoy.

Parece que a los humanos nos encanta autoflagelarnos y aferrarnos a lo malo, porque así nos han educado. No hay mal que por bien no venga, dicen. Y es así como olvidamos ver lo bueno cuando nos deja el ojo amoratado después de darnos una madriza por no prestarle atención.

Quien quite y así nos ganemos el cielo.

2 comentarios:

Diablorama dijo...

al demonio.

La Maldo dijo...

wtf?!