El sordo no oye...o algo así me decía mi abuela

Anoche estaba con mi novia en el mirador(bebiendo té y viendo las luces de la ciudad, ja), cuando justo detrás del carro se estacionó una Lobo con una pareja en su interior. Nada extraño hasta el momento, podrán decir, pero la locura comenzó cuando miré por el espejo retrovisor y el bato empujó la cabeza de la muchacha hacia el tablero y empezó a golpearla.

Puta madre, dije. Nomás veía como la morra alcanzaba a levantar la cabeza de cuando en cuando pero el wey este la volvía a empujar hacia el tablero para seguirle dando de golpes cada vez más intensos.

Los dos estábamos cagadísimos, obvio que yo menos porque soy bien hombre, pero no podíamos evitar ver esa pinche escena. La cosa se puso peor cuando el otro carro, a parte de los dos ya mencionados, se fue y nos dejó solos.

En mi mente perturbada me imaginaba la vida de narco que supuestamente habría de llevar aquel sujeto volviendo cada día un poco más miserable a la pobre víctima, arrastrándola hasta el punto de encontrarse al borde de su asiento, apaleada.

Traté de tranquilizarme un poco, para ver como manejar la situación. ¿Prendía el carro y me iba sin volver a mencionar el incidente? ¿Me bajaba a tratar de calmar la situación, arriesgándome a ser balaceado? ¿Fingía demencia y mejor continuaba bebiendo té y viendo las luces de la ciudad, ja?

Todo eso pasaba por mi mente, cuando volví a ver a través del retrovisor. Pude ver como la muchacha dio un leve giro hacía su izquierda, siendo indicada por el sujeto, mientras este le daba unos relajantes golpeteos en su espalda.

Un pinche masaje.

Nota mental: Foreplay.

Sheko.