2007
Se acerca el fin de año y junto con este, el ya cotidiano post recordatorio, mentador de madres y probablemente con aires filosóficos, típico de estas fechas. Así que ahí les baila.
Al fin se acaba la locura del 2007. De cariño he decidido nombrarlo “El año Ruso”, tanto por la montaña como por la ruleta. Montaña rusa de estados de ánimos y de conciencias. Ruleta rusa, porque no mamen, todo lo que aconteció fue lanzado casi casi como por azar y disparado directo a la cabeza, cuan buen trago de tequila pero más mortal.
¿Qué metas me tenía trazadas? Ninguna ¿Cumplí más de lo que esperaba? Vale madre y hasta más ¿Que se repita? No, por favor, ¡no!
Ya tengo mi perforación y mi tatuaje, pues soy bien rudo. Recién salí del mercado de las carnes frescas y sudorosas. Sobreviví 365 días más. Tengo 365 días menos por contar. Conocí más gente y supe quienes son y serán de verdad parte de ese selecto club de incondicionales. Vaya, ya es ganancia.
A pesar de eso, fue unos de los años más solos, irónicamente, a pesar de haber estado de parranda y acompañado, la mayor parte. Pero bien dicen que no por estar rodeado significa que estás bien acompañado.
¿Pérdidas? De neuronas, de vidas, de amigos, de ganas de hacer las cosas en cierto momento, de suelo, de algunas sonrisas.
En resumidas cuentas, el 2007 que chingue a su madre. Fuera de ciertos eventos, encuentros y situaciones rescatables, la mayor parte de él es desechable. Así que hoy, en punto de la media noche, he de pintarle un dedo al cerosiete, sonreírle coquetamente al ceroocho e invitarle unos buenos tragos para comenzar con huevos(y una buena cruda), protegidos para no estrellarlos.
"-Apresúrate, que pronto todo acabará. ¿Qué tienes planeado hacer?
-Disfrutarlo."
Felices pinches 366 días más, pinches lectores.
Nota mental: Nada de tangas rojas y correr con maletas, por favor, no sean mamones.
Sheko.