Cuando veo el cielo y me acuerdo de tí

"Justo cuándo crees no tener nada, me tienes a mí."

Hace casi dos décadas salí de la oscuridad, pero hace tan solo un par de años que ví la luz. Soy más que nada y poco menos que todo. He caminado a través de los años, me he tropezado y levantado e incluso he llegado a saltar, casi obligado por un impulso interno que no me deja descansar. El tiempo transcurre diferente cuando aprendes a detenerte, cuando ves el cielo, cuando notas algo nuevo, aunque sea el mas ínfimo detalle, en aquello que creías tan normal.

Supe que la belleza no se encuentra en un objeto en sí, sino en las emociones que te transmite. Lo que te hace sentir, lo que te hace añorar, incluso lo que te hace olvidar. Y lo aprendí de tí.

¿Sabes? Justo antes de partir para encontrarte, estaba seguro de donde estabas y créeme que no estabas tan lejos pero para nada estabas cerca. Muchas veces ocupamos eso, alejarnos, pues es así la única manera en la que puedes descubrir en donde estás. Tu estás aquí y yo contigo, tan lejos.

El universo se comprime, tal y como se comprime mi pecho después de respirarte. Las estrellas nos sonríen cada noche con la esperanza de iluminarnos y ver que es posible lo imposible, tan solo hace falta abrir nuestras mentes.

Este último día se acaba para no volver a comenzar, el calor abrumador calcina pensamientos, pensamientos que esperan llegar a tí aunque sea en un susurro, en un suspiro, en un lamento. Mira el cielo tal y como yo lo veo, con sus difuminadas nubes. Tan azul. Veo un avión pasar galantemente, tan alto y yo tan bajo quejándome de una dudosa existencia mientras que, probablemente, algún regordete ejecutivo se queja de la falta de aceitunas en su ensalada.

Nota mental: Un sushi de pulpo con cangrejo por favor.

Sheko.

...no psz wow!!